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viernes, 18 de abril de 2014

Alfombra roja para la Almiranta

Desde que comenzamos a tener relación con el Quimura siempre accedimos a el a través de un barco vecino ya que, debido a su gran bauprés en relación a la altura del muelle, el peligro de choque es grande si no se amarra bien lejos. El anterior propietario sujetaba al límite las amarras del muerto de popa lo que da seguridad en cuanto a posibles colisiones pero hace inviable poder tirar de las de proa para acercar el barco y subir a bordo. 

María lo tuvo claro nada más pasó a ser de nuestra propiedad: había que fabricar una pasarela de acceso. Cómo órdenes son órdenes, me puse manos a la obra.

El equipamiento del Quimura tenía una pasarela plegable totalmente oxidada por su mecanismo de bisagra, pero que mantenía en buen estado el pasador con el vástago que se introduce en el tintero ubicado en la proa para sujetar la pasarela. 


Bauhaus es un almacén que tiene un bastante buena calidad relación precio además de una sección de material náutico que merece la pena visitar. Así que allí nos fuimos de compra: Una escalera de aluminio de 2,25 metros, dos lamas de dos metros fabricadas de un  nuevo material, usado en suelos de exterior, que es una mezcla de madera y resina y que no necesita mantenimiento alguno, dos ruedas con capacidad de hasta 60 kilos de carga y tornillería variada. Para los curiosos como yo que siempre pensamos en cual será la razón por la que nunca se dan cifras, aquí dejo los datos: Escalera: 44 €; cada lama: 14 €; las ruedas 4 € cada una; el total de los tornillos, tuercas auto bloqueantes y arandelas: 30 €



 






Primero marqué los puntos de los peldaños de la escalera que iba a taladrar para sujetar las lamas. Los definí con un punzón para facilitar el taladrado y con una broca de hierro de 5,1 hice los taladros: ocho en total.



Coloqué las lamas bien centradas y sujetas a la escalera para taladrar con broca de madera del mismo tamaño que la de hierro en los mismos lugares donde aparecían los taladros de los peldaños






Ahora llegaba un momento delicado. Había que cortar uno de los peldaños, el del extremo contrario a donde irían las ruedas, para alojar dentro de el el pasador con el vástago.


Como se puede apreciar en la fotografía superior, que pertenece a la pasarela vieja con el pasador ya quitado, este tenía dos arandelas que hacían de tope. Con una radial quité la mayor parte de la soldadura y con un par de martillazos (o quizá algunos más) pude separarlos sin acortar el pasador. 

Luego corté la chapa de aluminio inferior del peldaño. lijando bien los bordes para evitar posibles cortes. 



Llegado el momento de montar las lamas hube de avellanar cada uno de los taladros para poder alojar las arandelas... 



y atornillar las lamas a la escalera. 



Con todo el conjunto bien firme, tocaba poner las ruedas. Estas solo van fijas a las lamas, en el extremo opuesto a donde había cortado el peldaño para el pasador y lo mas cerca posible del último peldaño atornillado. Aquí se pueden ver las marcas donde se taladra  y atornilla la rueda.


Para finalizar todo el proceso, embutí el pasador con el vástago en el peldaño abierto 


A fin de evitar su desplazamiento lateral, con los restos de la pasarela vieja me fabriqué dos placas de aluminio bastante grandes como para cubrir los orificios que están a cada lado de la escalera....


...y los fijé con dos remaches.



Así queda un detalle de la parte que va a la proa del Quimura.


Y así queda sujeta en su correspondiente tintero.


Al parecer el trabajo no ha sido malo del todo dado que a la Almiranta le genera confianza suficiente como para posar sin miedo


Claro que una cosa es fabricar la pasarela y otra idear un sistema que permita instalarla  fácilmente para subir al barco como retirarla y dejarla en tierra cuando zarpemos. Pero eso lo dejaré para otra entrada y sobre todo para cuando tenga una solución eficaz.

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