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viernes, 11 de diciembre de 2015

Reparando el winche

 Los winches que lleva el Quimura son piezas de museo: unos Gibb, marca que desapareció tras comprarla Lewmar, que, por antiguos, son de los que tienen la manivela fija en la base. 



Siempre han funcionado sin problema pero desde hace varias semanas  habíamos detectado que el winche de babor no giraba como es debido hasta que llegó a ser casi imposible su utilización. Como ha sido tras el proceso de pintura de la cubierta, con todas sus fases de lijado y el polvo que se desprende, supongo que es una avería que tiene que ver con el endurecimiento de la grasa y la acumulación de porquería y sales que han llegado a bloquear su eje. Me decidí a remediar la situación desmontando, limpiando y engrasando de nuevo el equipo. 
Me costó días de intentarlo el poder sacar la campana. Reconozco que el miedo tenía mucho que ver con el no lograrlo. Pero, tras buscar información por internet y hasta leer algunos escritos de propietarios de wnches parecidos, opté por la determinación y usando la fuerza bruta, que no es demasiada, junto al ingenio, que tampoco es excesivo pero quizá algo mas abundante que la fuerza, logré retirar la campana y desmontar las piezas. 



Aunque en la campana y piezas no se aprecia demasiada suciedad, esta si se hace patente en el eje, sobre todo en ese pico blanco de sales endurecidas. Tuve que usar una llave fija del 29, fuerte y sólida, como elemento de empuje para ir sacando la campana del eje. Cerca de dos horas y media hasta que logre sacarla totalmente. También me llamó mucho la atención, cuando pude apreciar el interior, lo simple y sencillo de la idea de winche: el eje donde se inserta la campana que abraza tres clips con un elemental sistema de muelle. Lo problemático es perder alguno de esos clips pero me resulta muy difícil imaginarlos rotos o averiados. 

El siguiente paso, obviamente, era la limpieza. Según todas las informaciones que había recopilado el mejor limpiador es el gasoil, así que en un pequeño bol  vertí una pequeña cantidad y en ellos bañé las pequeñas piezas ademas de la campana. El eje, que no había retirado de su ubicación en cubierta, lo froté con un cepillo de dientes empapado en el gasoil. El cambio de imagen era notable aunque el trabajo no era excesivo ni complicado. 


Luego lo engrasé todo con un aceite ligero especial que me facilitó mi maestro Pepón tras lo que dediqué algunos minutos en invertir todos los pasos hasta dejar montado de nuevo el aparato, que en esta ocasión fue tarea sencilla y rápida. 
Os parecerá una tontería pero me quedé mirando mi obra sin osar comprobar su funcionamiento. Me daba miedo intentar girarlo y comprobar que seguía igual de atascado o que mi montaje era erróneo y continuaba atascado. Pero una vez mas vino en mi ayuda lo que mis amigos me han enseñado, Pepón en concreto, quien tantas veces me ha repetido esa frase que ya es parte de mi idiosincrasia: Ángel, sin corazón. Pude romper mi inmovilidad y vencer mi miedo alargando la mano para tocar la campana y hacerla girar. Respondió de inmediato y dócilmente. Había logrado recuperar de nuevo mi winche. 
Y ahora me surge una duda. Me he comprado un nuevo winche de segunda mano pero mas moderno, un autocazante Lewmar y tras poner en funcionamiento el Gibb mío, no estoy seguro de si debo quitar los que tengo e instalar los nuevos o mantenerlos activos ya que son piezas de museo, como mi Quimura. Están a juego con todo el aire del barco y si están operativos ¿por qué cambiarlos? Además yo estoy hecho a ellos. En fin, como siempre un nuevo aprendizaje que es bien venido como serán todas las opiniones que con respecto a mis dudas queráis aportar. 


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